lunes, 19 de febrero de 2018

Caminata al borde de tu cornisa

Venía corriendo por las calles que se iban deslizando, entre los adoquines que no tienen sentido de realidad, sino pasmosas estrellas lejanas, abocadas a sentir tus pasos de libertaria, abarrotada de sonidos perjudiciales.

Comentaba, en este sueño sin cariño, la idílica ternura que tus ojos pueden tener, a veces, mientras me sorprendía entorno a los rufianes calientes que trataban sin temor alguno a borrar de tus ansias de dominio mis escafandras sin sentido.

Reí cuando me dijeron que tu altura no daba a mis suelas, donde tenía que recoger de la tierra el fracaso magnánimo de no saberse entender, ni siquiera comprender que los gustos son tan sádicos como nefastos para quienes todavía queremos tener el corazón rojo.

Entonces aparecías del borde de la casa de los sueños, embaucando con las manos llenas de pensamientos a los pobres y tristes prófugos del cariño que nunca le diste, absolutamente a nadie, más que a tí.




jueves, 15 de febrero de 2018

La tinaja esta llena de desesperanza

Visto entre los zapatos
 - marcados en mi obsesión de patear piedras - Mientras como el pedazo de marraqueta, fría y dura
que yace entre los ceniceros a los pies de mi cama.

no tengo mayor miedo a la hora de buscar a ciegas, tentando entre mis manos figuras lúdicas.

- aunque me digan que a veces registro paradas de autobuses sin capacidad de despliegue táctico a tu hogar -

mojo mis columnas de líder y someto mis ojeras a tus anteojos - marcados como muertos -
mientras el insomnio llama a cometer ese delito de asustarte,
por la espalda y de frente
mientras arriban mis manos dulces
a tus fachadas más que estrechas
más en el reflejo de no sentir cordura.

ahí vas,
llenas la tinaja que compartimos juntos
arrojando tus burbujas, insistentes a mis regaños,
pero sin la precisión de volverme casual
porque nada es casual contigo
porque todo es tenue a tu lado.

miércoles, 14 de febrero de 2018

Y que amor quieres celebrar?

Quieres celebrar el amor que nos regaló, el anciano en su senil asiento de parque olvidado?
o a esa niña que vendía parchecuritas en medio de un Orrego Luco, al borde de unas cervezas que utilizabamos como excusas para tirar?
o dentro del auto, con tu voz callada, mirando los árboles arrugados de saña, sin vigilar nada ni nadie?

Tenemos mejores excusas para celebrar.

Prefiero una ventana
media perdida
entre el humo del cigarro
dibujando en tus pechos desnudos
canales curvos y horizontales
iluminados por el reflejo
de un farol gastado
ante lo incandescente de tu piel
no tan clara.

Es más fácil amar
sin celebrar
o cerrarse al escrutinio
de que te miren
y digan,
de nuevo,
qué haces aquí.

Prefiero celebrar un día sin ti y el resto sin mi.