en un gramo de masa
encuentro la historia de un pueblo asumido en guerra
mi corazón se vuelve cada cierto tiempo
un espacio gracioso
de pérdida.
tenemos la obligación historica de enfrentar la miseria
de multiplicar la saciedad de nuestras conciencias
a los estomagos de quien lo necesita
multiplicar infinitamente cada certera producción de viento y no morir ante nadie
sino sentarnos
dispuestos a comer los restos
del almuerzo.
aunque sea vertiendo la sangre ausente
teñiremos los mantos de nieve impoluta
para fermentar el barro de harina gruesa
cosechando
desde el momento del hambre
la venida de un mesias travestí y popular.
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