Me lo enseñaron de pequeño
cuando las constelaciones abordaban las fecundas tierras del sueño pasado
cuando las ventajas sempiternas de la verdad rodeaban dolores guarecidos de imprudencia
y tu asomabas como la esperanza del mundo
sin saber de aquellas andanzas soberbias y castigadas por la dulce sensación del dormir despierto
eres aquello que hace olvidar el vacío
su tiempo y distancia
sus fuerzas gravitacionales
sus canciones destempladas
sus improvisaciones fuera de norma.
Por qué las cosas bellas llegan desde otros tiempos
mientras que yo me acurruco frente a la ventana de lo que no pasará
tengo una conspiración infinita por el desierto, una realidad incierta por el sol
un apego evitativo por tu sombra
prefiero ser un pedazo de gaviota enfrentado a las mareas grandiosas del destino
someterme a la impertinente causalidad de tus labios
línea divisoria de tu cuerpo
convertido en el mapa sobre el cual me derrito.