domingo, 24 de junio de 2018

IG1

Y podría la poeta
caer súbitamente en sus piernas
emprendiendo un corretaje de figuras
asombrosas como su palabra
o su costilla,
alabada desde tiempos immemoriales
por quienes le tienen miedo
a la libertad pura.

Estaré esperando que pases entonces
a regar las plantas que dejaste en mi piso
o acariciar un rato a la gata
espero recuerde cuando habitabas este cuerpo
dolido de la pena de la tristeza
arrancando sin pieda de la muerte
quemado y apuñalado
con tus miradas.

No tengo tanto miedo como para volver a creer que volverás
no me dedico desde las ganas a construir falsos palacios de arcilla
estoy cansado de caminar como si fuera caballero
y de soportar las ganas de asombrarte por la espalda
con mi pecho rozando tu espina
dorsal y marina.




jueves, 21 de junio de 2018

¿Quién te buscará entonces, Esperanza?

A dónde enviaremos las masas en sufrimiento,
infortunios y callejones
sin la claridad propia
de ser recibidas por tus palabras
Esperanza.

Es que no tenemos composición artística suficiente; permitiendo el desamor de tus palabras de ruleta  o de tus manos inquietas que se asemejan en mis rodillas; como fuentes inagotables de ternura que socavan este misterio cometido en forma flagrante por mis cutículas, reflejada en tus cariños, besos y pasajes de sosiego, admiración y fortaleza.

Eres como la noche, en tus cabellos que se enredan entre mis brazos.

Y eres como la luna, en el cristal que te refleja, vanguardia costera de días enrarecidos, que imagino llegan raudas y desconsoladas a ver la tierra donde la miseria aflora como la maleza, siendo tu mano laboriosa, un centella portenta de tanto amor.

Y es que tengo la esperanza de encontrarme en alguna esquina de Santiago o en la terraza de un bar, nuevamente con tus brazos Esperanza.

Y es que soy una copia feliz de un edén que no aparece en mi falsa creencia de dios como justificación del paraíso, más son tus falanges disuasiva en tu cuerpo, las que tocándome en la batalla real y humanista de mi desahogo, me hacen caer profundamente en la distancia inmediata de tu boca, con su palabra y deseo.




Ganas de volver a tus almohadas

Tengo esas ganas inmensas
de volver a entrar
a esa pieza
a veces tuya
a veces mía
a veces de nadie
ver tu humanidad solidaria
de espaldas al cielo, con tus nalgas de tierra
y tus muslos que espantan cualquier miedo
sometiendo tus tobillos de madera
sujetos a la combinación de las sabanas
qué se ahorcan por la tortura de sostener tus movimientos
observando mientras avanzo
a cometer la acción directa
que no es menos
que recorrer con mis labios
y mi boca semiabierta
cada centímetro de tus pantorrillas
de tus líneas de vanguardia
subiendo por el borde de tus límites
acoplandome a tu espalda arrogante
y desembarcar en tu cuello
las formas que circulan entre tus orejas
donde sumerjo mi quejido
a través de la lengua fértil
de tus manos girando en contra del reloj
sujetando mis piernas
libres y combatientes
en la idea de aproximar el sentido absoluto
del entierro en tus montañas inexpugnables
con mis movimientos sistematicos
sumergiendo en la sabia de tus ojos
cada deseo y envidia (del resto del universo)
y deshacerme en tu piel
como si nunca
me hubieses expulsado de ella.