En un recipiente
ojala de vidrio, acero o fierro fundido
debe depositar suavemente el dolor que se necesita erradicar del alma.
Proceda a continuación a disponer 300 ml de alcohol, puro como si fuese un respuesta que alivie todas las preguntas.
Macere en nostalgia y piedras.
Para mejores resultados, complemente la mezcla con otros líquidos,
a discreción, puede incluir:
- Un poco de orgasmos entrecortados.
- Vasos con peleas evitadas en desosiego.
- Bidones y arrabales sostenidos entre manos.
Vierta con cuidado, y aléjese, unos siete universos, solo por su precaución.
Una vez asuma un color espeso como la muerte
revuelva durante dos o tres siglos,
espere que cuaje algunos días que nunca llegaron,
a baño maría, rompa cada una de las cicatrices que se formen como nata,
diluya la mezcla en un colador histórico,
deje descansar, cuatro vidas si es necesario,
cinco en caso de que no se solidifique el ego.
Después de varias décadas,
corte en pedazos, de tamaño del corazón,
airee entre meteoritos y constelaciones,
observe cuidadosamente como se infla de ternura,
expanda a lo largo de la galaxia más cercana, deje secar nuevamente.
Aplique en las heridas abiertas que queden,
e inyecte en la carótida de alma,
agregue heroína a gusto.
Finalmente, olvide. Lo que pueda.
Si no da resultado,
Si el bálsamo no surte su efecto,
espere la concurrencia de los jinetes del apocalipsis
o el apocalipsis mismo, en caso de ser vegano,
y vuelva a repetir,
una y otra vez,
hasta alcanzar el resultado esperado
o morir en el proceso.