Cuando besen tu boca cargada de inasistencias,
y me acomode triste entre las sabanas de la desesperanza,
cuando amanezcas abrazada a otras almohadas radiantes,
o recorra con mis dedos el cielo de la pieza en la cual amanecimos,
deja algo de mí en ti.
cuando amanezcas abrazada a otras almohadas radiantes,
o recorra con mis dedos el cielo de la pieza en la cual amanecimos,
deja algo de mí en ti.
Cuando te sorprendan por la espalda otros brazos,
y ya no sean mis anclas de joven confundido,
cuando te acaricien la vida por entre tus cabellos terminados en fuego,
o no recuerdes mis ritmos y acordes, canciones o himnos,
entonces recuerda, deja algo de mí en ti.
y ya no sean mis anclas de joven confundido,
cuando te acaricien la vida por entre tus cabellos terminados en fuego,
o no recuerdes mis ritmos y acordes, canciones o himnos,
entonces recuerda, deja algo de mí en ti.
Cuando tomen tu mano golondrinas perversas,
y olvides la bóveda distante regalada con mis párpados,
cuando coman en tus muslos un montón de colibríes y cuervos,
o no pueda borrar de mis pómulos las cicatrices de tus pestañas,
en ese preciso momento, deja algo de mí en ti.
y olvides la bóveda distante regalada con mis párpados,
cuando coman en tus muslos un montón de colibríes y cuervos,
o no pueda borrar de mis pómulos las cicatrices de tus pestañas,
en ese preciso momento, deja algo de mí en ti.
Cuando recojas del tendedero ropas distintas a mis camisas
gastadas,
y en los cajones se pierda el aroma de mis perfumes baratos,
cuando deambules por las calles donde perdíamos la noche,
o mientras tus ojos me saluden al final de cada botella delatora,
también deja algo de mí en ti.
y en los cajones se pierda el aroma de mis perfumes baratos,
cuando deambules por las calles donde perdíamos la noche,
o mientras tus ojos me saluden al final de cada botella delatora,
también deja algo de mí en ti.
Pero si después de todo,
sin poder explicar tus propios latidos,
y como conservan en su ritmo el acento de mis pasos,
cuando no alcances a persuadir a tus oídos,
de la ausencia de mis conversaciones,
en cada estrella que pasa por el espectro,
donde guardas todo lo que es,
y aunque no sientas nada,
y mires en la soledad las murallas confidentes,
sin recordar nada de lo que fue, de lo que fuí,
entonces, cuando nada quede,
el tiempo se encargará de borrar todo,
lo que haya de mí, que no haya quedado en tí.
sin poder explicar tus propios latidos,
y como conservan en su ritmo el acento de mis pasos,
cuando no alcances a persuadir a tus oídos,
de la ausencia de mis conversaciones,
en cada estrella que pasa por el espectro,
donde guardas todo lo que es,
y aunque no sientas nada,
y mires en la soledad las murallas confidentes,
sin recordar nada de lo que fue, de lo que fuí,
entonces, cuando nada quede,
el tiempo se encargará de borrar todo,
lo que haya de mí, que no haya quedado en tí.
Lo que fuiste para mi y no puede ser para tí.