jueves, 23 de diciembre de 2021

Enojo divino

Entre las mareas inmarcibles 

las violentas constelaciones de dolores lumbares

surges de nuevo

de nuevo

como un recuerdo cruel del momento en que dios se volvió sobre si mismo

miro de reojo la escena y se sacudió del escalofrío

que significaba

dos  - entregándose sin ninguna regla que pudiese ser aplicada

dos - sin línea que separase algo del infinito

dos - al fulgor del deseo en esperanza

dos - como envidia a los mortales

dos personas enojando a dios

viviendo en su forma los pecados. 


Relación de hechos

Faltando 10 minutos para el dorado pulsar del reloj

de las 12 de la noche en estrepitoso ruido incoado

en la esquina  del dolor invertebrado y la esencia parroquial de un difunto

internado de pasantías ufanas

me convida una señora a reírme del retorno de los feligreses

combatientes internacionales enraizados por ideas insurgentes 

como costumbre adversa al hecho romántico del ser

y soy más que eso, a esta altura de la vida,

aun cuando no lo declare la defensa.  


Transitando en dirección cordura => locura

observé de forma bizantina el avance del eco malabarista

sin poder replicar su forma agraz ni su dulzura correcta

deje que el golpe volcará todos los aspectos de la integridad moral

lanzándome raudamente contra la muralla del error 

aplicando una presión en mi cuello igual al consentimiento aprendido en soltura

como forma de educarme en el dialogo de los tiempos actuales

aprendo a no ser

lo que soy. 


Las lesiones se concretaron perfectamente por los vidrios explotando

entre los tibios momentos de pena, dicen testigos oculares del hecho

desde la providencia Constantina al Santiago recoveco

parecían módulos impecables las costras

repartidas por la plaza, buscando reparar el daño causado

con la sangre propia vertida a las masas de policías hambrientos

los balines bajaban el punzante dolor de la vergüenza

la bala apuntando a la cabeza, hacia olvidar el error de la carne mal educada

del actuar putrefacto que sale de la boca de quien ya no respira.


Posterior a ello, vino el suicidio ante la masa, 

el arrojo valiente del cobarde como pago en monedas de tierra

sin que exista reparación más allá del arrepentimiento

se apuro a dejar en sus estelas los pies descalzos

pensando un futuro incierto y donde no exista posibilidad

de volver a cometer dos veces

el mismo error confesado.