a veces quiero
tener
dos años
de licencia electrónica
de esa que no tengo que ir a ningún lado
que no tengo que hacer nada
que la plata llegue
sola
como si trabajara
en escribir, en leer, en recitar, en verme con amigos, en acompañar a la vecina de la esquina a las compras del mes, en juntarme con los vendedores callejeros de Lastarria y conversar de las protestas, abrir una cerveza, leer más, escribir, besarme con alguien en algún lado, ir a sacar detenidos a la tercera o la primera, reírme, ir a cerrar el puesto de algún vecino, ayudar a un gato a bajar del árbol, darle comida a la gente de las carpitas, tomar un rato el chuzo y abrir un agujero en donde tenía que existir un agujero, ir a la corte a ver como van las causas de DDHH, bañarme con agua caliente, reírme de nuevo, a carcajadas.
Ser una posición fuera del limite de lo que quiero.
Se un aposento falso donde se junten mis miedos.