Enterrado en la fogata del desacierto
me consumo en este pensamiento tan poco visto en estas afluentes:
¿Cómo llegan las botellas desamparadas a las playas sin lugar?
En que momento saben las notas embalsamadas cuando volcar su masa y girar en distintas fuerzas a la espera de encontrar el final de un espacio donde acomodarse a dormir y vagar infinitamente hasta que una corriente desvariada lleve su mensaje perdido a la mano firme que sujeta la espera del tiempo.
Eres la irresistible categoría del hecho.
Eres la imposible sapiencia del arte.
Eres la inimputable cadencia del deseo.
Hecho fortuito mayor que desprende la fuerza de su actuar dentro de las migajas insalubres de quienes tienen miedo a hacer o deshacer.
Correremos por entre las piernas de gigantes venidos a menos
pasaremos entre los ojales de sus zapatos desgastados por tanto caminar
para sujetarnos como polizontes a los cordones que tienden el mundo.
Una vez convocada la estrategia de tanto peligro, podré reconocer la naturaleza de esto.
De este pecado tan difícil de contener.
Ni los presagios se atreven a conjugar este futuro.